En una actuación sólida como visitante, los San Antonio Spurs sorprendieron a los New York Knicks al vencerlos 120-105 en el Madison Square Garden. Con este resultado, los texanos demostraron que, a pesar de un año de transición, aún pueden competir con intensidad y ejecutar un plan de juego efectivo. La afición local, acostumbrada a la entrega del equipo neoyorquino, quedó sorprendida por el dominio del rival, mientras algunos nostálgicos recordaban tiempos gloriosos vistiendo camisetas retro NBA en honor a leyendas del pasado.
Desde el inicio del encuentro, San Antonio impuso el ritmo. Victor Wembanyama, la joven estrella francesa, volvió a destacar con una actuación impresionante: 29 puntos, 11 rebotes y 5 tapones, mostrando una vez más por qué es uno de los talentos más prometedores de la liga. A su lado, Devin Vassell aportó 24 puntos, y Tre Jones organizó el juego con criterio y rapidez, sumando 9 asistencias.
Los Knicks, que venían de una buena racha, no lograron frenar la ofensiva fluida de los Spurs ni encontrar respuestas en defensa. Jalen Brunson hizo su parte con 23 puntos, pero estuvo muy solo durante gran parte del partido. Julius Randle y RJ Barrett no encontraron su mejor versión, y la falta de coordinación en el juego colectivo terminó pasando factura.
Uno de los aspectos más destacados fue el trabajo defensivo de los Spurs, que forzaron pérdidas y supieron proteger el aro. Además, el equipo supo aprovechar los errores del rival con transiciones rápidas y ataques bien estructurados, mostrando una madurez poco habitual en una plantilla tan joven. El entrenador Gregg Popovich, con su experiencia, continúa guiando este proceso de renovación con una visión clara y a largo plazo.
Esta victoria refuerza el espíritu competitivo de San Antonio, que, aunque no esté en la pelea directa por los puestos de playoffs, sigue acumulando experiencia valiosa para sus jóvenes figuras. Partidos como este demuestran que los Spurs no han perdido su esencia: juego en equipo, disciplina táctica y desarrollo de talento.
Con el cierre de temporada en el horizonte, los texanos seguirán apostando por consolidar su identidad y construir un futuro exitoso, con la esperanza de volver pronto a los días de gloria.